BARCELONA – El Barcelona hizo oficial este lunes la destitución de Quique Setién, a quien fichó el 13 de enero como suplente de Ernesto Valverde y que, bajo contrato firme hasta junio de 2021, dejó de ser entrenador azulgrana tres días después de la debacle de Lisboa.
El puesto del cántabro debe ser ocupado por Ronald Koeman, cuyo fichaje aún no se ha hecho oficial y se espera, salvo una sorpresa capital, que se anuncie en las próximas horas.
El presidente del club, Josep Maria Bartomeu, comunicó la decisión de destituir a Setién a sus compañeros durante la reunión extraordinaria de la directiva celebrada este lunes, decisión que al ser un secreto a voces ya era conocida por el núcleo duro del presidente “Muy decepcionado , “según una fuente cercana a ESPN Deportes, con el trabajo de Setién.
La última apuesta de Eric Abidal tras sondear a Xavi y Koeman y despreciar la candidatura de García Pimienta en enero, Setién empezó a perder rápidamente la confianza de la directiva y el colapso definitivo en Liga lo condenó a ojos de Bartomeu, que la noche del domingo, en un encuentro Antes de la reunión del lunes con el secretario técnico, se vio frustrado por una elección que consideró “incorrecta” y transfirió la responsabilidad de comunicar la rescisión al entrenador.
Setién apareció con el Barcelona mostrando un guión de indiscutible raíz cruyffista, prometiendo “buen juego”, y destacando que sus equipos siempre buscan el gol contrario, además de ser un firme defensa de los jóvenes canteranos.
A la hora de la verdad, sin embargo, su trabajo en el equipo azulgrana mostró un distanciamiento sideral con esas promesas, manteniendo una relación tensa con gran parte del vestuario y acabando cediendo, a juicio de la directiva, con el tan -llamadas ‘Vacas Sagradas’ de la plantilla.
Aunque en los días previos al partido contra el Bayern de Múnich, Bartomeu repitió a todos los que querían escuchar que Setién “es nuestro entrenador y tiene contrato para la próxima temporada”, la realidad es que el presidente ya lo había decidido durante semanas. El cambio en el banquillo, profundamente decepcionado con el técnico.
El cántabro provocó las primeras dudas ya antes del parón por la pandemia de coronavirus, pero el hecho de alcanzarlo con el Barça liderando la Liga (gracias a una derrota del Real Madrid ante el Betis) paró todas las críticas … El colapso después, dejando nueve puntos en los últimos diez días y pasando por delante del
Real en dos puntos para estar cinco por detrás, fue la tumba del técnico a ojos del presidente.
Bartomeu, al día siguiente de la derrota ante Osasuna y con las duras declaraciones de Leo Messi en primer plano, acudió a la casa de Setién para ver de primera mano su espíritu y aunque trasladó a la opinión pública un discurso de calma y optimismo, pensando en la Champions Liga, ya ha comenzado a sentir la necesidad de un cambio en el banquillo.
Entre sus colaboradores más directos, incluso consideró una destitución inmediata al finalizar la Liga y el nombramiento interino de García Pimienta, pero el presidente, abrumado por la presión pública, temeroso de las reacciones y acudiendo a un vestuario que quiso traspasar también. una imagen de ambición renacida tras la derrota del Alavés que retrasó cualquier toma de decisiones.
La victoria, fría y sin brillos, sobre el Napoli fue el broche de oro, del que Bartomeu sentenció a Setién, pase lo que pase en Lisboa, y a través de un tercero comunicó, dos días antes de viajar a Lisboa, a Koeman Barça la voluntad de negociar su fichaje como entrenador para la próxima temporada.
Quique Setién viajó a Lisboa ya condenado y el Bayern hizo el papel de albacea, cruel y bestial, del técnico, de quien el presidente esperaba, en vano, que en primera persona en la sala de prensa del estadio Da Luz su marcha para negociar terminación. Decepcionado al escuchar el discurso del técnico, Bartomeu apenas habló con él a su regreso al Barcelona.
El sábado comunicó la decisión final a sus amigos íntimos, el domingo se reunió con Abidal, transfiriendo la responsabilidad de avisar a Setién y este lunes la corta y decepcionante etapa del cántabro en el banquillo azulgrana terminó definitivamente.
Para entonces las conversaciones con Ronald Koeman, sustituto y último salvavidas de un Bartomeu acosado por la peor crisis que jamás hubiera podido imaginar, habían avanzado.
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