+
Presencia de coronavirus
“Debemos dejar de pensar que el Hombre está de un lado y el Animal del otro. En términos de salud, lo que le pase a uno afectará al otro. Proteger la fauna, proteger la naturaleza es proteger al hombre ”, subraya Pauline Grentzinger, veterinaria del Parque Natural Lékédi, que trabaja por la preservación de la biodiversidad, muy cerca de Franceville.
“El comportamiento humano es a menudo la causa de la aparición de virus. Hoy, con la presión demográfica, la intensificación de la agricultura, o incluso la caza, el contacto entre humanos y animales es cada vez más frecuente ”, agrega el profesor Maganga.
En Gabón, todas las epidemias de ébola se han registrado en la región de la cueva de Zadié, muy cerca de la frontera con el Congo. Investigadores del CIRMF llevaron allí murciélagos portadores del virus, lo que les permitió descubrir que el animal era el organismo huésped que dio lugar a la epidemia.
El profesor Maganga también destacó la presencia de una serie de coronavirus circulando en estos murciélagos, algunos cercanos a los coronavirus humanos.
Sin embargo, esto no impide que los vecinos entren a las cuevas para cazar murciélagos, como el antílope, la gacela o incluso el mono.
En Gabón, a pesar de la prohibición de abril sobre la venta de pangolines y murciélagos, los residentes continúan cazando animales salvajes para garantizar su sustento en esta remota región.
“En una noche, puedo ganar lo que gano en un mes”, argumenta Aristide Roux, de 43 años, un residente de la aldea cerca de la cueva, que expone una gacela muerta por la noche en un tronco cortado junto a la carretera. ¿COVID-19? “Aún no ha llegado al pueblo”, corta el cazador.
Para Just-Parfait Mangongwé, un nativo de 20 años del equipo CIRMF, la gente de su aldea “no cree” en los virus. De ahí la importancia “de sensibilizar a estos cazadores que siempre han vivido de este recurso”, dice el profesor Maganga.
“Propensa a ataques de apatía. Evangelista de la cerveza. Café incurable. Experto en Internet”.