yoEl concepto de ruido definido de manera más amplia
Si nos atenemos a la idea de ondas acústicas con cierto volumen mínimo de sonido, no podría haber hablado de “ruido neuronal” en mis artículos anteriores. ¿A qué se refiere esta expresión? Sencillamente a que este fenómeno, en este caso, disminuye la calidad de una señal, su inteligibilidad, del mismo modo que un ruido sonoro suficientemente intenso puede impedirnos escuchar las palabras de una persona. Podemos generalizar la definición de ruido como cualquier fenómeno capaz de dificultar la adquisición o procesamiento de información. Con esta definición, veremos que este tipo de fenómenos se encuentran en los más diversos campos.
Los múltiples avatares del ruido
Por ello, no nos extrañará incluir varios fenómenos climáticos como fuentes de ruido para empezar: nieblas, nevadas, huracanes, tornados, granizo, tormentas de arena… dificultan la visibilidad y por tanto la adquisición de información visual. Lo mismo ocurre con las erupciones volcánicas y los incendios forestales, por ejemplo, con emisión de cenizas y humo. Incluso las nubes son una fuente de ruido en este sentido, interceptando la luz que nos llega del cielo. Los astrónomos son muy conscientes de esto, al igual que son muy conscientes de que incluso una atmósfera sin nubes degrada la calidad de las imágenes, haciéndolas borrosas, razón por la cual se envían telescopios al espacio o se equipan telescopios con óptica adaptativa terrestre. De hecho, para los astrónomos y astrofísicos, las diversas fuentes que codifican parcialmente la información que les llega a través de la radiación electromagnética pueden estar ubicadas muy lejos de nosotros en el espacio, ya sea la atmósfera de los planetas y ahora de los exoplanetas o las nubes moleculares, por ejemplo. Incluso la luz, principal mensajera celeste que nos trae información desde los confines del universo, puede constituir un obstáculo para la recepción y procesamiento de la información al enmascarar, por ejemplo, la débil luz reflejada por los planetas que orbitan alrededor de su estrella.
A veces, el mismo tipo de fenómeno puede ser tanto una fuente de información como una fuente de ruido. Este es el caso de los eclipses. En la Tierra, los eclipses lunares o solares reducen mucho la luminosidad, lo que dificulta la adquisición visual en la parte del espectro de luz visible, mientras que, por el contrario, facilita el descubrimiento de exoplanetas. También en ocasiones, así concebido, el ruido puede ser cíclico: la rotación de nuestro planeta hace disminuir cada noche la luminosidad solar, obligándonos a recurrir a la iluminación artificial como fuente suplementaria de información visual, que, sin embargo, es bastante reducida. 🇧🇷
Los fenómenos que pueden desdibujar la información a veces también pueden requerir que se manifiesten en escalas de tiempo mucho más largas. Así, por ejemplo, la vegetación en crecimiento acaba oscureciendo casi por completo la vista de las estructuras arqueológicas. Incluso sin la presencia de plantas, la lenta degradación de los hábitats constituye una pérdida de información. Lo mismo es cierto para la degradación de los organismos y sus constituyentes a nivel molecular.
Opere a pesar de las múltiples facetas del ruido
¿En qué medida se manifiesta este tipo de restricción para la adquisición de información? En un libro titulado “Ruido: una falla en el juicio humano”, (“Noise: A Flaw in Human Judgement”) publicado el año pasado, Daniel Kahneman, Olivier Sibony y Cass Sunstein destacan el hecho de que estos autores encuentran variabilidad en la toma de decisiones que no se puede atribuir a factores estrictamente deterministas. Además, los autores tienen cuidado de distinguir este tipo de variabilidad no determinista de los sesgos cognitivos. El ruido neuronal proporcionaría una base neurofisiológica para este tipo de fenómeno psicológico. Interesantes preguntas surgen al respecto. ¿Cómo podrías reducir este ruido para tomar mejores decisiones? ¿Es deseable eliminar completamente todo ruido en el cerebro humano? Este tipo de fenómenos, a los que nos adaptamos a pesar de todo, ¿juegan un papel que nos reportaría algún beneficio? A la vista de lo que acabamos de decir, es muy posible que la existencia de una infinidad de fenómenos acordes con la definición que hemos dado de “ruido” quede por descubrir y nos reserve muchas sorpresas.
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