Sus descubridores lo llamaron simplemente “Arco gigante”, quienes lo crearon el anuncio como parte del congreso de la Sociedad Astronómica Estadounidense, lo que en realidad significaría que estas 45 a 50 galaxias están relacionadas entre sí de alguna manera, en lugar de estar distribuidas aleatoriamente alrededor de su esquina del universo.
La observación es fortuita, resume el equipo liderado por la británica Alexia López, de la Universidad Central de Lancashire. Es el resultado del análisis de la luz que emana de 40.000 cuásares, galaxias distantes con núcleos muy brillantes. El análisis consistió en buscando señales de lo que atravesaron esos rayos de luz antes de alcanzarnos, como nubes de gas alrededor de las galaxias.
Sin embargo, es importante agregar “si se verificara su existencia”. Porque una “estructura” de esta longitud – hablamos de una decimoquinta parte del radio del universo observable – plantearía preguntas aún más intrigantes sobre cómo pudo haberse formado. Tres pruebas estadísticas tienden a creer que el arco es real y que la “alineación” no es el único resultado del azar.
El Modelo Estándar dice que la materia debe distribuirse uniformemente en todas las partes observables del cosmos, lo que hace que esta “estructura” sea muy poco probable. Por otro lado, este arco gigante no es la primera anomalía el tipo a reportar, entre los Gran Muralla de Sloan y el anillo gigante GRB —De “grupos” cuya existencia también sigue planteando muchas preguntas.
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