C‘es uno de los argumentos de “tendencia” para desafiar métricas ambiciosas. Y corremos el riesgo de escucharlo en paralelo con la tan esperada Comisión de Concertación prevista para el miércoles: “¿Dónde están los estudios científicos que justifican las medidas? “Al presionar un poco la línea, los peluqueros quieren demostrar que la contaminación es más fuerte en su salón que en una guardería; la hostelería espera que demostremos que la restauración es un clúster privilegiado; y cultura quiere que certifiquemos, con un estudio de apoyo, que sus salas son tan riesgosas como los sectores mencionados. En definitiva, todo el mundo defiende su trozo de bife, sobre la base de que, si no hay un estudio que demuestre la peligrosidad del lugar, se puede reabrir. Políticamente, el argumento también está circulando. Cada vez escuchamos más voces que se dirigen a los expertos y les dicen: “Muéstrenos sus estudios”. En nombre de la “ciencia”. Un poco como si la “ciencia” fuera capaz de demostrarlo todo.
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