“Mírame”. Este mandato en la portada del 10 de marzo de Ciencia no es sólo para los lectores. También es un mensaje de las abejas a sus congéneres más jóvenes. Una nueva investigación destaca cómo este insecto, Apis mellifera, puede aprender un nuevo comportamiento observando a los individuos mayores en la colonia.
Tanto las abejas como los abejorros realizan coreografías complejas para comunicar la ubicación de las fuentes de alimento. Ahora, escribe el American Science Weekly, “estudios tienden a probar que las abejas neófitas baila mejor y comunicar su posición con mayor precisión si ya han podido ‘tomar lecciones’ aprendiendo de bailarines más experimentados”. Sin embargo, especifique Ciencia, “aunque su capacidad para comunicar la dirección mejora con el tiempo, su capacidad para proporcionar distancias con precisión no lo hace”.
Estos resultados sugieren que al integrar nuevos comportamientos de esta manera, los insectos sociales que son las abejas y abejas no se limite a repetir los movimientos innatos. Podrían desarrollar su propia cultura y transmitirla, argumentan algunos etólogos.
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