Eso es lo que concluyó un estudio de investigadores estadounidenses que midieron el volumen cerebral de 2.171 participantes mentalmente sanos mediante resonancia magnética y evaluaron su nivel de interacciones sociales. Veredicto: entre los menores de 65 años sin nadie con quien hablar, la disminución del volumen cerebral se asocia con una edad cognitiva cuatro años mayor que aquellos que todavía encuentran un oído atento.
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¿Cómo explicar este efecto protector? “Esta resiliencia cognitiva se basa en la formación de una reserva cerebral y cognitiva a lo largo de la vida, debido a la riqueza del entorno cotidiano. Está respaldado por complejos mecanismos neurobiológicos, es decir, promueve la plasticidad. Redes sinápticas y neuronales “, explica Marianne Léger, de la Universidad de Caen-Normandie, que no participó en este estudio.
Por lo tanto, los mecanismos identificados pueden proporcionar beneficios similares para las personas con enfermedad de Alzheimer.
“En ausencia de un tratamiento curativo existente, este estudio sugiere una vía de intervención muy interesante para retrasar las alteraciones cognitivas”, comenta el científico.
El buen envejecimiento se prepara desde temprana edad
Asimismo, según varios estudios, la práctica de actividades físicas o creativas, o incluso la cantidad de años de estudio parecen jugar un papel importante en la construcción de este capital cognitivo, que puede ser utilizado durante el envejecimiento para compensar el daño cerebral.
“A menudo pensamos en preservar la salud de nuestro cerebro a medida que envejecemos, cuando podemos actuar desde el principio por nosotros mismos, pero también por los demás”, dice Joel Salinas, profesor de neurología en la Universidad de Nueva York, EE. UU., y coautor del estudio. Porque el proceso funciona en ambos sentidos: ¡no olvides escuchar a tus seres queridos!
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