Actualmente, solo los astrónomos aficionados observan Marte de forma global y continua cuando el planeta está más cerca de la Tierra (“oposición”). Algunos de estos entusiastas fueron incluidos en el programa de seguimiento iniciado por Jean Lilensten, director de investigación de IPAG, y Jean-Luc Dauvergne, astrónomo aficionado. En 2018, reunieron una red de diez observadores repartidos por todos los continentes.
El 17 de noviembre de 2020, los franceses Christophe Pellier y Emmanuel Beaudoin detectaron y fotografiaron, durante tres horas, una enorme estructura de nubes que emergía de la noche en el terminador. Este descubrimiento ilustra la casualidad en la ciencia porque el objetivo inicial del programa era detectar la aurora polar en Marte, no estudiar las nubes. Lo que aquí se observa es atípico por dos motivos: el complejo nuboso es gigantesco, con una extensión de 3.000 km, y está situado a una altitud de 92 km, a las puertas del vacío interplanetario. La altitud fue evaluada por dos métodos independientes, en particular por Marc Delcroix, jefe de la comisión de observación planetaria SAF.
La nube dispersa la luz en todas las longitudes de onda visibles, con un máximo en el rojo, lo que sugiere que está compuesta de partículas del tamaño de una micra. La hipótesis del polvo puede descartarse, pero los cristales de agua helada o el hielo seco son buenos candidatos. Se han observado nubes de hielo de agua a esta altitud y en esta estación, pero con cristales de hielo más pequeños. El tamaño de partícula observado es consistente con la hipótesis de COdos, sin embargo, el período de observación es atípico. Por lo tanto, no es posible decidir entre estas dos hipótesis.
Al mismo tiempo, el 17 de noviembre de 2020, se estaba desarrollando una tormenta de polvo en Marte. Los autores cuestionan la posibilidad de que esta actividad haya participado en la formación de esta atípica estructura nubosa.
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