Ludovic Ferrière, especialista en cráteres de impacto, mantiene la lista actualizada: 200 cráteres fueron descubiertos -en particular por observación satelital- y luego confirmados en el campo.
Cráteres, o más bien astroblemas, porque “no todos son, o ya no son, cráteres ‘reales’, y la erosión ha borrado parcialmente las huellas”. Para confirmar su origen de impacto, es necesario identificar la principal evidencia: la presencia de minerales impactados, especialmente granos de cuarzo. El geólogo explica que “su formación sólo es posible para muy fuertes presiones Este cuarzo chocado presenta, a escala microscópica, estrías paralelas denominadas deformaciones planas. “
Los tres más grandes que se conocen son el de Vredefort, en Sudáfrica, con 300 km de diámetro y unos 2.000 millones de años; de la misma edad, el de Sudbury, Canadá, de 250 km de diámetro; luego el más conocido por el público, Chicxulub en México, de 180 km de diámetro, que data de hace 66 millones de años y que provocó la extinción de los dinosaurios. Para este entusiasta, descubridor en particular del cráter Luizi, en la República Democrática del Congo, el estudio de estos cráteres permite una planetología de bajo costo… En este sentido, cita el proyecto de ciencia participativa Vigie-cratère, un plataforma que proporciona imágenes topográficas para identificar posibles estructuras de impacto, invitándote a comprobar in loco si hay conos de percusión -una estructura rocosa que se forma durante el impacto-, por ejemplo.
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