En un puente improvisado instalado para cruzar el río que marca la frontera entre México y Estados Unidos, Epifanio Carrillio cae en brazos de su hijo Arturo, con quien no habla en 16 años, excepto por teléfono.
Lleva en la mano el número 144: el que le ha sido asignado en la cola que incluye a cientos de familias, como la suya, desgarradas por la emigración, a ambos lados de la frontera.
“Tenerlo en mis brazos es una gran satisfacción, este momento llena un vacío en nuestro corazón como padres”, dijo el hombre de 75 años, residente de Ciudad Juárez.
La operación “Abrazos, no muros”, organizada desde 2016 por organizaciones civiles estadounidenses que ayudan a los inmigrantes ilegales, reunió el sábado a 210 familias cuyos miembros no se vieron.
Abrazos, sonrisas y lágrimas borraron simbólicamente la frontera entre la ciudad mexicana de Ciudad Juárez y El Paso, en Estados Unidos.
Incluso la temida patrulla fronteriza estadounidense relajó su vigilancia durante esta reunión, que tuvo lugar a escasos metros del enorme muro que separa ambos países, en una zona normalmente de prohibido acceso.
Una réplica de la Estatua de la Libertad adornaba uno de los accesos al puente peatonal temporal.
Los inmigrantes mexicanos indocumentados se vistieron de amarillo, sus familiares de azul y los organizadores de rojo, para facilitar las cosas.
Claudia Blassi, de Oaxaca, 2.300 km al sur de Ciudad Juárez, tenía 21 años la última vez que vio a su tía, Gloria Cruz. Ahora que tiene 44 años, no pudo ocultar su nerviosismo y las emociones que la invadieron cuando se reunió con su tía de 60 años y otros miembros de la familia.
“Estoy muy agradecida con Dios y las personas que crearon este espectáculo que me permitió verlos, abrazarlos aunque solo duró tres o cinco minutos. Lo guardo conmigo”, testifica.
Para Fernando García, director de la Red Fronteriza por los Derechos Humanos, uno de los organizadores de este operativo, la idea es permitir que “las familias que han sido destruidas y separadas por la política migratoria estadounidense puedan reunirse”.
“Es un momento de amor y humanidad, de unidad y esperanza, pero también de protesta”, continúa.
Insiste en que “las deportaciones y separaciones familiares no se han detenido” bajo el presidente demócrata Joe Biden, quien ha “prometido mucho” en cuanto a una política más humana hacia los migrantes.
En 2021, el número de migrantes mexicanos en Estados Unidos fue de 11,9 millones, frente a los 11,5 millones de 2020, según un informe del banco español BBVA basado en cifras oficiales de los dos países.
con AFP
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