Actualmente profesor universitario en la UQAR-Campus en Lévis, tuve el privilegio durante 10 años de trabajar como asesor de cuatro ministros en tres partidos diferentes. Fui subjefe de personal de dos de ellos.
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Si bien la tinta de la firma de nuestros nuevos ministros aún está fresca, sin duda hay algunas recomendaciones que les haría a cada uno de ellos, pero la primera va para el ministro Jean-François Roberge: acérquese a su homóloga, la ministra Pascale Déry. Lo ideal es añadir Economía e Innovación además de Relaciones Internacionales y La Francofonía.
Porque ? Porque me queda claro que el destino de los franceses está íntimamente ligado al de la ciencia. En el mundo francófono no siempre compartimos la misma idea de lo que es la Universidad y no tenemos una visión común.
Porque ? Para hablar de esto, usaré las palabras del Primer Ministro de Quebec, François Legault, después de las elecciones del 3 de octubre: “el primer deber de un primer ministro [au Québec]es hacer que la lengua francesa conserve todo su lugar, todo su vigor”!
Sin embargo, la crisis lingüística más importante no se está produciendo en Montreal. Sucede en la ciencia. No necesito decir más: todos los que trabajan en ciencia están cada vez más supeditados a los imperativos del idioma inglés, esencialmente porque nuestras sociedades no ofrecen una vida científica equivalente o mejor para las personas que se desenvuelven en una ciencia francófona. Los estudiantes, ante todo, necesitan dominar el inglés por una variedad de razones y esto continúa en el lugar de trabajo.
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Y para cambiar la situación, Quebec primero debe hacer dos cosas:
- dejar de apoyar el reclutamiento de estudiantes que vienen a estudiar en Quebec en inglés;
- ocupar el mayor lugar posible en el mundo francófono, en particular a través de la Agence universitaire de la Francophonie.
En este espacio francófono en desarrollo, no solo debemos evitar el declive de la alfabetización científica francesa, sino promoverla. Y esto no afecta solo a la producción de artículos científicos en francés o su traducción, sino también al acceso a una amplia gama de manuales, libros y actividades de aprendizaje en línea. Esto significa también fomentar las conferencias en francés, pero sobre todo ofrecer a los jóvenes que nos acompañan una vida científica rica y próspera cuando se ejerce en francés.
El mantenimiento del traje francés dependerá del atractivo de los colegios y universidades francófonos para las poblaciones que los asisten o son susceptibles de asistir, en todos nuestros territorios: los mejores profesores, directores y demás empleados, los mejores espacios, la los mejores entornos de aprendizaje, las mejores prácticas docentes, las mejores tecnologías… El trabajo de investigación debe poder realizarse con naturalidad en francés, lo que también desafía al Ministro de Economía e Innovación.
Nuestro Primer Ministro tiene razón cuando dice que “el primer deber de un Primer Ministro [au Québec], es hacer que la lengua francesa conserve todo su lugar, todo su vigor”. Pero esto no se puede hacer sin la ciencia o sin establecer relaciones más sólidas con otros francófonos de todo el mundo.
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martín maltés, profesor de financiamiento y política educativa en la UQAR, campus Lévis
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