Los humanos han levantado alrededor de 500 islas en el mar en las últimas décadas. Si a esto se suman puertos, marinas, rompeolas, plataformas petrolíferas, muelles y parques eólicos, las construcciones humanas ya alcanzan el 0,5% de los océanos. El porcentaje no parece impresionante, pero el cemento se concentra principalmente en costas estrechas. China, con sus kilómetros y kilómetros de granjas de peces, está liderando un avance de la tierra al agua que se multiplicará en la próxima década.
Un grupo de investigadores utilizó varias fuentes, desde imágenes de satélite hasta estadísticas portuarias, para estimar el alcance de la huella humana en el mar. El estudio, publicado la semana pasada en Sostenibilidad de la naturaleza, reconoce que solo pudieron medir una pequeña parte de las construcciones humanas en el mar. Muchos de ellos no se detectan bien desde el aire o no hay datos fiables.
“La huella física de todas las estructuras combinadas es de 32.000 km²”, dice la autora principal de la investigación, Ana Bugnot, de la Universidad de Sydney (Australia) por correo electrónico. “Puede que no parezca mucho comparado con las dimensiones de todo el océano, pero debido a que están concentradas en las zonas costeras, el área es muy importante”, agrega. De hecho, a excepción de los cables submarinos, la mayoría de las construcciones (99%) se realizaron dentro de la zona económica exclusiva de los países o mar patrimonial, que no se extiende más allá de los 200 kilómetros. El 47% de los parques eólicos están a menos de 10 kilómetros de la playa y un porcentaje similar de plataformas petrolíferas se encuentran a menos de 40 kilómetros.
“En cualquier caso, todos estos números son una estimación muy baja, ya que existen enormes lagunas en los datos”, explica Bugnot. “Por ejemplo, no hemos encontrado información sobre la huella física de la acuicultura marina por parte de grandes productores como Japón, Chile o Noruega”, agrega. Como una de las infraestructuras más recientes, la piscicultura es el principal agente transformador. De los países que tienen datos, destaca China, que implementó piscicultura en 12.600 km² de su costa, un tercio de todas las transformaciones humanas en el mar.
Al estimar los impactos a largo plazo, el estudio encontró que hasta 3,4 millones de km² de todos los océanos están bajo presión humana directa o indirecta.
Después de la acuicultura, el segundo tipo de infraestructura marina son los puertos y marinas. Estos últimos se concentran en las costas de Estados Unidos, donde El 50% de su litoral ya ha sido modificado por el hombre y canadá. Entre los dos países, acumulan el 34% del área dedicada a puertos deportivos. La mitad del espacio ocupado por las plataformas petrolíferas se encuentra en el Golfo de México, cifra que se eleva a dos tercios si se suman las del Mar del Norte. Gran parte de este mar y otras partes de la costa británica también albergan la mayoría de los parques eólicos y las mareas. Y aunque hay tres grandes proyectos de túneles submarinos planeados en Brasil, India y Malasia, la gran mayoría de los puentes y túneles marinos se encuentran en el hemisferio norte.
Además del impacto directo, el avance humano sobre el mar va más allá de los pocos kilómetros alrededor de un rompeolas o plataforma. Las instalaciones submarinas, como los tradicionales diques holandeses o las modernas granjas de turbinas, alteran el ecosistema marino mucho más lejos de donde está el cemento. El caso mejor estudiado es el de los puertos, base de millones de barcos que castigan la superficie del mar con su contaminación física y acústica allá donde van. Al estimar los impactos a largo plazo, el estudio encontró que hasta 3,4 millones de km² de todos los océanos están bajo presión humana, directa o indirecta.
Si bien existen ejemplos de impactos positivos, como el relevamiento de arrecifes artificiales que sirven de refugio a la vida marina, para Bugnot “existe una necesidad urgente de mejorar la gestión de los ecosistemas marinos”. Y añade: “Esperamos que este estudio fomente iniciativas nacionales e internacionales, como la Directiva Marco de Estrategia Marina de la Unión Europea”. Más aún considerando que sus proyecciones dicen que la porción del mar ocupada por cemento y metal crecerá casi un 25% en la próxima década.
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