Hombre coyote de Tacámbaro regresa a casa

Hombre coyote de Tacámbaro regresa a casa

Tras un fallo judicial, las autoridades mexicanas tomaron posesión de una estatua precolombina de valor incalculable que ha sido reclamada por particulares durante 30 años. El objeto, una obra maestra del reino de Tarasco, pronto estará en exhibición al público.

El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), la agencia federal mexicana responsable de protección del patrimonio nacional, anunció el 24 de enero que estaba en posesión de un importante patrimonio arqueológico: el hombre coyote de Tacámbaro. Custodiada desde su descubrimiento por una familia del estado de Michoacán, en el centro de México, la antigua estatua de basalto fue requerida durante treinta años por las autoridades culturales del país. Ahora encomendado a las experimentadas manos de los mejores especialistas en arte precolombino, la invaluable escultura fechada alrededor de 1450 puede arrojar nueva luz sobre la historia del reino tarasco. Una entidad política vecina y rival de el imperio azteca.

“Felicitaciones al centro del INAH en Michoacán y al arqueólogo José Luis Punzo Díaz por el esfuerzo que hizo posible la recuperación de este tesoro histórico”se regocijó el 25 de enero, en Twitter, Secretaria de Cultura de México Alejandra Frausto Guerrero. Con 1,08 metros de altura, la escultura merece elogios. En la foto, agachado, con los brazos cruzados sobre el pecho, la figura de aspecto misterioso está sentada en un taburete. “una especie de trono, una representación común en la escultura tarasca“, indica el INAH en un comunicado de prensa. El personaje representado sería un teriántropo -una entidad antropozoomórfica- o un individuo con un tocado de coyote, informa el diario regional. El Sol de Morelia .

El hombre coyote de Tacámbaro y el investigador del INAH José Luis Punzo Díaz. Instituto Nacional de Antropología e Historia de México (INAH)

La única certeza plástica, la escultura “tiene una serie de fracturas, así como algunas partes faltantesseñala el INAH. Estos deterioros son consecuencia de una mala conservación a lo largo del tiempo y quizás también de un posible mal manejo con equipos inadecuados al ser descubiertos. Y por una buena razón: el hombre-coyote de Tacambaro no fue exhumado durante una excavación arqueológica adecuada. Pero con motivo de obras de drenaje en viviendas particulares.

Del reino de los tarascos a un garaje

La familia propietaria del terreno que se labró a principios de la década de 1990, en el municipio de Tacámbaro, custodió con celo y se negó a entregar al Estado esta imponente estatua tarasca que se ha convertido, con el tiempo, en un recuerdo familiar. “Ella debe quedarse aquí, donde nuestro abuelo la encontró”sigue reclamando a mediados de enero Joel Hernández Cortez, uno de los dueños de la escultura, informa el sitio de información local Noticias Luciérnaga . “El proceso legal es injusto”agregó, esperando por lo menos que el vestigio, entonces en proceso de ser llevado por el INAH, sea exhibido en el museo Tacámbaro.

Sin embargo, todos los artefactos prehispánicos encontrados en el país son propiedad del Estado en virtud de la Ley Federal de Zonas y Monumentos Arqueológicos, Artísticos e Históricos de 1972. Se puede permitir a los particulares conservar dicho objeto solo si se les otorga una concesión de uso que el gobierno les otorga. custodia, que la familia Hernández no recibió, dijo el INAH. Llevada a los tribunales, esta historia desató una controversia local. Los habitantes de la región de Michoacán se negaron a ver desaparecer esta estatua, un verdadero tesoro nacional, en beneficio de una sola familia. La comunidad científica, por su parte, se mostró preocupada por el estado de conservación de la frágil escultura. “Estaba en un garaje privado, donde nadie, salvo los dueños de la casa, podía disfrutar de esta obra”evoca el arqueólogo José Luis Punzo Díaz.

La familia finalmente cedió. Entregada a las autoridades mexicanas el 19 de enero, la estatua tarasca fue trasladada a la sede regional del Instituto en Morelia. Allí se someterá a una extensa restauración y estudio con el objetivo de devolverlo a las colecciones públicas de los museos mexicanos. El rastro entonces será presentado al público. “Se le dará un lugar de honor en la colección arqueológica del museo municipal, donde propios y extraños podrán disfrutarlo, con ciencia y con gusto”, Insistió en precisar el Instituto.

Datado alrededor de 1450, el hombre-coyote de Tacámbaro sería uno de los descubrimientos de estatuas precolombinas más importantes en Michoacán, en el período posclásico tardío. Instituto Nacional de Antropología e Historia de México (INAH)

El águila y el coyote

A la espera de ser presentada al público, la estatua ya despierta la curiosidad de los expertos. Desde 2016, investigadores del INAH con sede en Michoacán han implementado un extenso proyecto de investigación sobre la cultura tarasca. Presidida por José Luis Punzo Díaz, la ardua tarea da sus frutos. El investigador destacó a la prensa mexicana las extraordinarias dimensiones de este conjunto a escala humana.

«Ciertamente se han descubierto en Tzintzuntzan e Ihuatzio representaciones de coyotes y una docena de humanos-coyotes, muy similares en forma a la de Tacámbaro, pero son mucho más pequeños y miden entre 40 y 50 centímetros», recuerda José Luis Punzo Díaz. Uno de ellos, como el hombre coyote de Tacámbaro, se encuentra actualmente en un museo en Berlín. Sin embargo, un punto llama la atención del especialista: el estilo de la estatua. Un proyecto de ley completamente uacúsecha, llamado así por un grupo de origen chichimeca que habría dado origen a la última dinastía real tarasca, centrado en la última capital del reino: Tzintzuntzan. Ahora bien, el nombre y símbolo del linaje real de los Uacúsechas de Tzintzuntzan era el águila; un animal muy diferente a los coyotes de Ihuatzio. ¿Cómo explicar entonces esta aparente mezcla de géneros?

«“La relación de Michoacán” (la mayor fuente histórica sobre el reino de los tarascos, escrita por los españoles hacia 1540, nota del editor) no nos dice cuál fue la relación, incluso cosmogónica, entre los uacúsechas y los coyotesexplicó José Luis Punzo Díaz a nuestros compañerosEl Sol de Morelia. Además, todavía no sabemos cómo conectar estas dos figuras tarascas. Un punto oscuro que el estudio del hombre-coyote de Tacámbaro permitirá, quizás algún día, dilucidar. Basalt Tarasque sigue esperando con los brazos cruzados.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *