Las frustradas historias de amor de la ciencia y la política

VISTO DESDE OTRO LUGAR – El virus los pone nerviosos. Los expertos y los políticos se suman a la controversia. Sin embargo, durante siglos, a menudo no tuvieron más remedio que colaborar. Esto es cierto para la pandemia, así como para muchas otras áreas.

William Bourton y Pascal Martin (La noche)

En 1887, el joven diputado Georges Clémenceau pronunció esta famosa frase: «¡Guerra! Es algo muy serio encomendar a los militares». No pagó por (buenas) palabras: al convertirse en presidente del Consejo en 1917, impondrá sus elecciones en asuntos estratégicos al ejército francés.

¿Se beneficiaría el aforismo si se extendiera a otras áreas: la salud pública, por ejemplo? En cualquier caso, el debate sobre el papel de los “expertos” en torno a los responsables políticos se ha relanzado en estos tiempos de pandemia. Que los científicos aclaren a un ministro en cuestiones técnicas y hagan un inventario de conocimientos, no habrá mucha gente que lo critique. Si los expertos reemplazan a los políticos, o si la ciencia se instrumentaliza al servicio de la política, es más discutible. La historia nos enseña, en cualquier caso, que la confusión de roles puede resultar desastrosa.

«Referencia final»

Empecemos con

Este artículo es solo para suscriptores. Te queda un 85% para averiguarlo.

Suscribirse: 1 € el primer mes

Puede cancelarse en cualquier momento

¿Ya estás registrado? iniciar sesión

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *