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Washington (AFP)- Los aficionados a la música electrónica lo saben bien: en cuanto un DJ toca el bajo, el público se emociona y responde acentuando sus pasos de baile. Pero, ¿hasta qué punto este efecto es consciente?
Los investigadores observaron más de cerca la relación entre las frecuencias bajas y el baile, gracias a un experimento de tamaño real durante un concierto.
Los resultados, publicados el lunes en la revista científica Current Biology, muestran que los participantes bailaron casi un 12% más cuando se tocaron imperceptiblemente frecuencias muy bajas además de la música.
El público “no estaba al tanto de estos cambios, pero guiaron sus movimientos”, dijo a la AFP David Cameron, neurocientífico y autor principal del estudio.
Estos resultados confirman así la “relación especial” entre el bajo y la danza, observada principalmente de forma anecdótica hasta ahora.
En las fiestas, “la gente tiende a subir el volumen de su bajo”, señaló el investigador de la Universidad McMaster en Canadá, él mismo baterista. Y en todas las culturas, son principalmente “los instrumentos de baja frecuencia, como el bajo o la batería, los que dan el pulso a la música”.
“Pero lo que no sabíamos era, ¿realmente puedes bailar más con el bajo?” Él explicó.
El experimento, realizado en Canadá, tuvo lugar en LIVElab, un edificio que sirve tanto de sala de conciertos como de laboratorio de investigación.
Unas 60 personas, de las 130 que asistieron a ver actuar al dúo de música electrónica Orphx, aceptaron usar una diadema con sensor, registrando sus movimientos en tiempo real.
Luego, durante el programa, los investigadores encendieron y apagaron intermitentemente altavoces especiales de muy baja frecuencia.
Los científicos verificaron, utilizando un cuestionario completado por los participantes después del espectáculo y un experimento separado, que estas frecuencias eran realmente inaudibles. Este método permitía aislar el efecto del bajo, evitando que fuera perturbado por otros factores, como saber o no saber la pieza tocada.
Intuitivo
“Quedé impresionado por el efecto”, dijo David Cameron.
Según él, dos hipótesis pueden explicar por qué los bajos nos hacen bailar tanto. Por un lado, podrían estimular el sistema táctil (la piel), pero también el sistema vestibular, más comúnmente llamado oído interno.
Sin embargo, la conexión entre estos sistemas y el sistema motor, en el origen de los movimientos, es muy estrecha. Sobre todo, es intuitivo, porque no pasa por el lóbulo frontal del cerebro.
Esta estimulación podría, por tanto, dar “un pequeño empujón al sistema motor, y añadir un poco de energía y vigor a los movimientos”, sugiere el investigador, que quiere comprobar esta hipótesis en futuros experimentos.
En cuanto a la gran pregunta de por qué bailan los humanos, el misterio permanece.
“Siempre me ha interesado el ritmo, y particularmente lo que hace que el ritmo nos haga querer movernos”, a pesar de su aparente falta de función, señala David Cameron.
Las diversas teorías presentadas a menudo implican la idea de cohesión social.
“Cuando nos sincronizamos con los demás, tendemos a sentir una conexión con ellos”, subraya la investigadora. “Nos permite sentirnos mejor como grupo y por lo tanto funcionar mejor como grupo: ser más efectivos y promover la paz”.
Sin ofender a los vecinos descontentos: por lo tanto, el bajo también podría ayudar a suavizar la moral.
© 2022 AFP
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