La variante Omicron también viene con algunas noticias falsas.

En los Estados Unidos, comentaristas derecho fueron rápidos acusar a los demócratas de haber creado la variante para desviar la atención de las próximas elecciones o del juicio de Ghislaine Maxwell.

La idea circuló por todo el mundo de que los “síntomas de Omicron” son causados ​​por la vacunación. El problema con esta afirmación es que nadie ha identificado «síntomas de Omicron», ya que, por ahora, estos síntomas parece ser exactamente el mismo que con otros pacientes con COVID.

En otros lugares, las redes sociales vieron imágenes que circulaban proclamando la existencia de una película de 1963 titulada La variante Omicron (está mal), lo que demostraría la existencia de una conspiración global.

Pero de manera más general, lo que hemos visto circular en los últimos días de noviembre son titulares proclamando demasiado apresuradamente que Omicron era más peligroso o mortal, o que las vacunas serían ineficaces, aunque había pocos datos que sugirieran solo que era más transmisible. Y más transmisible no significa que provoque casos más graves, ni que tenga ventaja sobre las vacunas.

La desinformación es «efectiva porque en estos tiempos de incertidumbre buscamos respuestas», explicado a Philadelphia Inquirer, 3 de diciembre, Claire Wardle, directora de la organización First Draft, que se especializa en combatir la desinformación. Es más, tener datos sólidos lleva semanas, mientras que una buena teoría de la conspiración se puede escribir en cuestión de horas.

Finalmente, no es imposible que el cansancio asociado a dos años de COVID haya superado cierta “defensa” informativa por parte de la ciudadanía, hasta el punto de hacer a algunos más vulnerables a esta falsa noticia.

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