La explosión del superbólido de Chelyabinsk reconstruida en detalle

La explosión del superbólido de Chelyabinsk reconstruida en detalle

Un equipo de científicos acaba de modelar el comportamiento de la bola de fuego de Chelyabinsk en la atmósfera terrestre. Este meteorito explotó sobre Rusia en 2013, produciendo una poderosa onda expansiva.

El 15 de febrero de 2013, un meteoro de 20 metros de diámetro entró en la atmósfera terrestre y explotó sobre la ciudad rusa de Chelyabinsk. La onda de choque producida por su desintegración se escuchó en toda la región, rompiendo vidrios y ventanas de autos. Unas 1.200 personas resultaron heridas. Este es uno de los meteoros más grandes que cruzan el cielo de la Tierra en más de un siglo.

Para entender mejor lo que pasó ese día, científicos de Laboratorio Nacional Lawrence Livermore llevó a cabo simulaciones numéricas en 3D de esta entrada en la atmósfera. Los resultados muestran cómo el meteoro se rompió en pedazos y la conexión con la onda de choque.

Un modelo basado en observaciones

Para acercarse lo más posible a la realidad, los científicos utilizaron los datos recopilados durante el estudio de los fragmentos de este meteorito, es decir, con respecto a la naturaleza de los materiales que lo componen. También analizaron con precisión los numerosos videos realizados por los habitantes que filmaron el paso del meteoro y su explosión.

La simulación revela que habría un solo bloque en la base que habría entrado en la atmósfera antes de romperse en múltiples fragmentos bajo el efecto del calentamiento y las fuerzas de fricción. En este caso, la resistencia del material y la presencia de fracturas preexistentes ciertamente jugaron un papel importante en la fragmentación del bloque y en la generación de la onda de choque resultante.

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Una explosión a 30 km de altitud

Los resultados muestran que la explosión se produjo cuando aparecieron grandes fracturas en la parte trasera del asteroide. Estas fracturas luego se propagaron antes de desplazar el bloque en varios pedazos a una altitud de alrededor de 30 km.

Este estudio nos permite comprender mejor el comportamiento y evolución de este tipo de meteoritos que atraviesan nuestra atmósfera, pero también comprender el impacto que tiene sobre la superficie terrestre.

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